Diario de un parcial

Este parcial fue muy especial para mí. Era la primera vez que me enfrentaba en el salón de clase a un grupo mexicano de estudiantes. Al reto de todo estreno se sumaban dos condiciones adversas: la hora y el número. Cuarenta personas suman un auditorio no una familia, y ya sabemos que el ser humano, al amparo del anonimato, suele mostrar su cara más innoble. Así que sentía curiosidad por saber cómo iban a ser las cosas con ustedes. En principio, el reto era emocionante y me recordaba a la primera vez que, en Puebla, me invitaron a probar el mole.

Después de estas semanas me siento muy agusto con la experiencia. El plato sabe rico y es, sin duda, nutritivo. Eso sí, debo confesar que, por momentos, la clase se hace pesada. Es una cuestión de densidad: demasiados ojos, demasiado ruido, demasiadas cosas que quiero que aprendan. Desde luego, lo que más me cansa es el ruido, una de esas pasiones latinas que nos hacen vulgares.

Pero, hecha la digestión, la clase está siendo muy bonita para mí. Ciertos colegas me previnieron contra algunas de sus debilidades (dificultad por concentrarse en clase, malas bases de redacción y ortografía, floja disciplina de trabajo, etc..). Ustedes, sin embargo, me han sorprendido con sus ganas y disposición para aprender. En algunos, de hecho, he podido ver en pocas semanas mejoras que normalmente exigen el azar de años de aprendizaje. Lo digo en serio.

Si he de señalar su mejor fruto, me quedo con el ensayo. Y el mejor cumplido que puedo regalarles es que parecía escrito por universitarios. Están empezando a poner su redacción al día, a dejar atrás sus textos escolares y empezar a ver que en la redacción académica, como en la cocina y el baile, hay un arte y una ciencia por aprender. Hay un oficio que ennoblece.

Pero más allá de sus resultados académicos, les agradezco el cariño y el respeto con que me reciben. Que sepan que es mutuo, y que si me dedico con tanta pasión, más allá de mis errores, a la docencia, es porque el salón de clase es para mí, además de un santurio de conocimiento, una cómoda estancia familiar. Gracias por su sabroso mole y buen provecho con todos los platillos que quedan por compartir.

Y para ustedes, ¿cómo fue el primer parcial? ¿cómo se sintieron en clase? ¿qué tal encajaron mi exigencia con su escritura? Y las actividades, ¿les parecieron útiles? ¿hubo algo que no les gustó o creen que se puede mejorar? Aquí, en el blog, pueden compartir su propia experiencia, anécdotas, impresiones, crítica, no sé... cualquier cosa que añada su ingrediente personal al menú de lo vivido en el primer parcial.