bitácora del tercer parcial

Fue un gran parcial desde mi orilla. Tenía cierta preocupación cuando planeé las actividades orales, pues no sabía hasta qué punto podíamos hacerlas de utilidad académica para ustedes. Sin embargo, me sorprendieron muy gratamente con su actitud de aprendizaje, y su respeto hacia los compañeros. Vivimos, de hecho, escenas muy emocionantes, como el momento en que Dónovan dominó sus nervios y consiguió cambiar su comunicación expositiva; o cuando Laluy incluyó pausas en su elocuencia. Así podría seguir poniendo ejemplos, pues todos ustedes estuvieron sensacionales.

Respecto a los trabajos de redacción argumentativa hubo una de cal y otra de arena. La de arena fue la dificultad que tuvieron para comprender y poder aplicar las estrategias lógico-verbales de argumentación (la inferencia inductiva, por ejemplo, o la coincidencia de eventos). No sé si se deba a la falta de entrenamiento en su formación escolar. Si es así les recomiendo leer libros de lógica verbal. El propio Espíndola tienen varios en la biblioteca. Aristóteles es el padre de toda esa retórica y, para su sorpresa, van a ver que se le entiende bastante bien. Mucho mejor que a muchos periodistas actuales o conductores televisivos. Se me hace extraño que no les fuera sencilla esa parte del curso, pues muchos de ustedes cursan carreras donde el pensamiento lógico-matemático es una de sus bases. Sólo deben dar el salto (de hemisferio, según los teóricos cognitivos, del izquierdo al derecho) y ver cómo se formula en palabras.

La de cal fueron sus ensayos escritos, donde el salto de calidad respecto al inicio del curso nos ennoblece a todos. No se espanten si no se tradujo siempre en un aumento de calificación, pues también el criterio de exigencia subió en este segundo parcial a la hora de valorar sus ensayos. Les felicito con una enorme alegría. Hasta los cronopios de Cortázar andan aplaudiendo por sus archivos.

Respecto a la batalla de la actitud académica en el salón de clase creo que aún no la hemos ganado. Tampoco la hemos perdido. Había días que estábamos como inspirados y pudimos disfrutar del silencio y también de la cordialidad de un salón lleno de gente con ganas de aprender. Otros días, en cambio, a algunos se les desordenaba la energía o la desgana, y no brillaba la actitud del grupo. Así que, desde mi perspectiva, la batalla resultó en empate a uno. El desenlace queda para el tercer parcial.

Les agradezco su trabajo, una vez más. Hay circunstancias que juegan en nuestra contra, como el número de estudiantes o la hora de la materia. También la dificultad de que muchos de ustedes vienen de carreras que suelen ubicarse como poco verbales (cosa que no comparto, pues todo lo humano es, al fin y al cabo, verbal). Pero lo bonito de la vida es hacer de la dificultad un reto emocionante, y creo que ese es el pulso que noto en la mayoría de ustedes. Esa actitud de aprendizaje es lo más valioso que ofrece una universidad.